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La muy sonada «Get Lucky» es parte de un disco que es intrigante en muchos niveles y en 2014 me tomó por sorpresa lo que leí sobre él. Hay sonidos literalmente irrepetibles en ese disco, producto de una máquina (puesta a punto por ellos mismos) cuyas notas no pueden volver a sonar igual jamás. Y lo que no puede repetirse es, naturalmente, único: aquí en más de una forma.

Su particularidad no era solamente esa. A dichas rarezas se habían unido sonidos «reales»: vocalistas de primer orden, drum and bass, cuerdas, batería precisa y sutil, solos de guitarra, reminiscencias disco, rock, notas muertas de un bajo profundo, y esos otros sonidos únicos que no tienen cuerpo y que la música electrónica quizá nunca había creado antes…

De forma inesperada es un disco que queda fuera del tiempo y del espacio, porque se diluye entre todos los rincones de nuestra memoria musical y avanza sobre las esquinas a las que nos habíamos caminado antes.

Quizá el mejor disco de la década pasada fue Random Access Memories… y sin duda una joya en la historia de la música.

Hoy cerraron el ciclo de 28 años haciendo música. Me hubiera gustado una última entrega. Ésta fue una de sus últimas presentaciones…

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