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"Huracán Hugo. Puerto Rico, septiembre de 1989" Poemas

«Huracán Hugo. Puerto Rico, septiembre de 1989»

A  Alexis Aquino

No, no es ese trisar tan golondrino
de tantas tardes, no, ni acaso el frémito
del Minotauro muerto y abatido.

Ni acaso el albedrío, ni ese lustro
que recorrió con creces la manija
desde el ochenta y cuatro tan temido.

George se equivocó sólo en la fecha,
o así parece al menos, cuando vio
la predestinación del ser humano.

Y Aldous acaso erró la profecía
cuando vio dibujado sin remedio
los temblores felices y futuros.

Un mundo de colores y silencios
en el que las fronteras son los muros
de todos los encierros imperantes.

Un mundo de mensajes que se pierden
en comunicaciones sin destino,
en idas y venidas permanentes.

Panel de un universo de cristales
donde la vida cansa y es marcada
con espúrias maneras y conductas.

Un mundo el novelista imaginó
en el que el ser humano determina
todo y nada decide en ningún caso.

Y no se equivocó, maldita sea,
porque con tanto engendro y tanta leche,
no paran de morirse los cariños.

Andamos por la vida miserables.
Perdemos de antemano las batallas.
Y la naturaleza siempre gana.

No es Chabra y Chatila, esta vez.
Hay una voz de trueno que nos brota
del ojo de Babel y Babel llora.

¿En dónde la señal de las alarmas?,
¿en dónde los cercanos ya perdidos?
¿Es tiempo de matanzas y despieces?

Tu, «Hugo», mi huracán, eres la muerte.
Nos recuerdas qué inútiles vivimos,
qué torpes los proyectos que tenemos.

«Hugo» ha puesto al fin al horizonte
más cercano la última palabra.
De sus iras sangraron las noticias.

De todo lo que nunca jamás fuimos,
de aquello que no somos ni seremos,
de lo que no tendremos ni crearemos.

Casi nada podemos, casi nada;
y añoramos con lágrimas la ausencia
de pies y de muletas aliviantes.

El grito se convierte en una mano,
en la mano más grande y más rotunda;
una mano de pánico y de vértigo,
en tan sólo una mano que se tiñe
de colores rojizos sospechosos
solamente al pensar dónde estarán,
y cómo, los amigos castigados.

Autor : Manuel Pérez-Petit

(Este poema pertenece al libro inédito «Perfiles del miedo»)

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