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La sentencia a Fujimori es un ejemplo para los dictadores: Vargas Llosa

El escritor Mario Vargas Llosa de origen peruano considera la sentencia de 25 años de cárcel a Fijimori ex dictador de su país, como un ejemplo para los dictadores que actualmente se han adueñado de países y vidas y para los que en un futuro puedan surgir, a la vez que hace un llamado a América latina a festejar el fallo.

Mario Vargas Llosa importante escritor latinoamericano fue derrocado en 1990 por Alberto Fijimori en su camino a la Presidencia de Perú, quien implantó un gobierno dictatorial durante 10 años.

El fallo se dio el día de ayer después del juicio entablado en su contra por 7 cargos.

Mario Vargas Llosa felicitó a los jueces por «la manera tan serena, rigurosa e independiente con que ha llevado este proceso»  y que la sentencia «impresiona muchísimo por su carácter desapasionado, riguroso y estrictamente legal» desagraviando «a las víctimas de los atropellos, asesinatos, desapariciones, robos, campañas de insidia que se virtieron en esos años de impunidad.

También recalcó que la sentencia «impresiona muchísimo por su carácter desapasionado, riguroso y estrictamente legal» y desagravia «a las tantas víctimas de los atropellos, asesinatos, desapariciones, robos, campañas de insidia que se vertieron en esos años de impunidad».

Vía: El Universal

3 comentarios

  1. Un juzgado ha declarado culpable a 26 millones de peruanos.

    No soy fujimorista. No voté por el Sr. Fujimori en su primera candidatura. Voté por él en su segunda candidatura porque me pareció que había hecho las cosas correctas y, no voté por él en la tercera porque no soy partidario de las reelecciones –ni presidenciales ni de congresistas- .

    No me considero ni fujimorista ni anti-fujimorista, por lo que creo que mi reflexión es de carácter neutral y sin apasionamientos entre esas fuerzas políticas. Fui, incluso, personalmente perjudicado con su plan de privatización.

    Empecemos. Analicemos el contexto que reinaba en ese entonces, para no derivar en conclusiones simples, oportunistas y sobre todo equivocadas. Ubiquémonos en los años donde se evalúan los hechos por los que se juzga al Sr. Fujimori:

    – ¿Hubo acaso alguien en el Perú – a excepción de los terroristas o pro terroristas- que no pidió al gobierno acabar con el terrorismo?.
    – ¿Acaso no pedíamos mano dura con los terroristas?.
    – 20,000 fallecidos y varias decenas de miles de millones de dólares perdidos ¿no fue una razón para enfrentar con todo rigor al terrorismo?
    – Acaso, ¿no le dimos ese poder al Sr. Fujimori para que arrase con el terrorismo?
    – Acaso, ¿no pedimos justo esa política agresiva y fuerte por la que se le condena?

    Creo firmemente que ese poder se lo dio toda la población que entendió que la violencia, en una sociedad democrática, no es una estrategia válida para vencer la pobreza. Yo fui uno de ellos. Fuimos, sin lugar a dudas de equivocarme, más de 26 millones de peruanos que lo pedimos; y lo pedimos con vehemencia: “acabar y mano dura con el terrorismo”.

    Condenar al Sr. Fujimori, por crear grupos de inteligencia contra el terrorismo, es una condena para esa mayoría de peruanos que clamábamos por mano dura. Condenarlo porque se detuvo a dos personas 24 horas, en un periodo donde las garantías estaban suspendidas, escapa a toda proporcionalidad.

    Debo aclarar que dimos poder para acabar con el terrorismo pero no para actuar fuera de la ley. Pero para condenar deben existir pruebas irrefutables, sin dudas razonables, no se puede condenar a una persona porque sólo existen indicios.

    Como padre, entiendo el dolor de quienes perdieron a sus seres queridos por los hechos donde se juzga al Sr. Fujimori. Pero Dios, me salve, de tener un hijo que sea terrorista o pro-terrorista, porque nadie tiene el derecho de usar la violencia para propósitos políticos, porque está claro que el terrorismo no elimina la pobreza, sino, por el contrario, la hace más severa. El terrorismo sólo busca el poder.

    Me pregunto, si países con un manejo más democrático y poderes más equilibrados, juzgarán a sus ex presidentes por sus guerras al terrorismo y lo condenarán por los excesos que en su gobierno hubo por el sólo supuesto de que “debía de saber” o por el hecho de crear “una política para enfrentar al terrorismo con mano dura”.

    He intentado encontrar en la condena al Sr. Fujimori, las pruebas y conclusiones que pudieran haber llevado a la sentencia ya conocida (25 años de prisión efectiva). Y no las he encontrado.

    Se le sentencia por que se cree que como jefe de estado “debió” aprobar y conocer las actividades del grupo Colina. Porque los indicios –no pruebas- sugieren que no actuó, sino protegió. Podría, de repente juzgársele, por no actuar o por no investigar, por encubrir, pero de ninguna manera se le puede condenar por aniquilar personas si las pruebas fehacientes no son exhibidas y demostradas.

    Se le sentencia porque organizó una supuesta guerra sucia. Lo que organizó, a mi entender, fue los mecanismos para enfrentar al terrorismo. Los excesos lo comenten por iniciativa personal el grupo Colina.

    Crea un precedente. Como jefe, gerente, padre, congresista o presidente. Si alguien, dentro de nuestra línea de supervisión, hace algo fuera de la ley es una responsabilidad penal directa nuestra. “De seguro debimos haber sabido o aprobado”. Semejante barbaridad es de eso: de bárbaros.

    Es claro que culpable no sólo es el que ejecuta el acto sino también el que lo promueve o incita. Pero crear un grupo antiterrorista ¿significa que uno está promoviendo lo que ese grupo por iniciativa propia decidió hacer? Si es así, nuevamente somos 26 millones de peruanos los culpables.

    Tal razonamiento es tan bárbaro que hoy igualmente el gobierno estaría en ese escenario. ¿Cree alguien que los organismos de seguridad del estado obtienen la información de una manera transparente y totalmente lícita?. ¿Será castigado penalmente el Presidente o el Comando Conjunto en su integridad por la escucha no autorizada de comunicaciones que algún miembro de la unidad de inteligencia decida hacer por iniciativa propia?

    Se presenta la figura que, en algún momento en el futuro, el Sr. Abismael Guzman estará libre y el Sr. Fujimori preso. ¿Es eso lo que queremos? ¿Existe proporción del delito entre los terroristas y la acción de defensa a la ciudadanía que el Sr. Fujimori comandó a petición de todos los peruanos?.

    Con el reciente caso de una patrulla del ejército aniquilada en el VRAE, acaso no hemos escuchado las voces de los políticos con expresiones como “acabar con el terrorismo”, “mal nacidos”, etc. ¿Eso significa que en el futuro serán culpables de cualquier exceso que un miembro o grupo cometa? Después de todo, lo han dicho delante de todos los medios y eso podría entenderse como promover el crimen, establecer una “política de guerra sucia” contra los “indefensos terroristas”. Esto es, sin duda, irritante.

    Insisto en que le dimos ese poder al Sr. Fujimori para acabar con mano dura al terrorismo. Se lo doy también a este gobierno. Lo que no doy, es poder para la corrupción. Pero por eso no se le está juzgando al Sr. Fujimori. Tampoco se le juzga por ruptura del orden constitucional, por inacción, o cualquier otro aspecto.

    Si vemos los artículos periodísticos sobre el caso, encontraremos cientos de palabras justificando la sentencia pero hablando sobre la corrupción, el manejo del poder, la constitución, los derechos humanos, el abuso, la ruptura constitucional, la implantación de una dictadura. Nada sustancial sobre el tema especifico por el que se le condena a Fujimori. Y no lo hay porque no hay pruebas. Puede haber consenso con relación a la corrupción, dictadura y otros más. Juzguémoslo entonces por eso, busquemos las pruebas. Hagamos un poder judicial digno, no bárbaro.

    Pero el poder judicial ha dictado sentencia, y en respeto a las convicciones democráticas y del sistema, se deberá acatar el fallo. Pero también abrigo la esperanza de apoyar iniciativas contra aquellos juzgadores, congresistas y poder gubernamental que permitió esto sin alzar su voz de protesta. Aplicaremos su propia ley.

    Que no se me mal interprete. Hay que felicitar a quienes aplican la ley con criterio y razonamiento limpio (pero enmarcado en la ley) y acabar con la inmoralidad de los que no lo hacen así.

    Finalmente, si la ley es o fue contraria a los deseos de los 26 millones de peruanos, ¿de que ley estamos hablando? Porque, sin duda alguna, el deseo de todos nosotros, en ese entonces, fue de acabar con el terrorismo.

    Estoy consternado. Me gustaría que alguien explicara las pruebas –no supuestos- contra el Sr. Fujimori. En el juicio, ¿alguien afirmó que el Sr. Fujimorí dio la orden?: nadie. ¿Hubo algún documento o evidencia tangible que mostrara que había una orden directa del Sr. Fujimori para aniquilar en el caso La Cantuta o Barrios Altos?: tampoco. Sólo expresiones como “asumo que debió venir de arriba” y otras, incluso contradictorias, que señalaron que actuaban en forma independiente. ¿Hay duda razonable?

    Estoy realmente preocupado por mi país. 26 millones de peruanos hemos sido indirectamente condenados porque dimos el poder al Sr. Fujimori con nuestro apoyo moral y decisivo para que acabe con el terrorismo con severidad y mano dura.

    Ante tal dimensión, donde el juzgador no refleja la justicia en un estado de derecho, donde se condena a un ciudadano por indicios, y los más encumbrados políticos y medios lo justifican por otros hechos que no son materia del juicio, ante tal dimensión, decía, alzo mi voz de protesta.

    Esa preocupación, esa dimensión, me llevó a esta reflexión que quise compartir.

    LH

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