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Crepúsculos de la Ciudad Poesía

«CREPÚSCULOS DE LA CIUDAD»

II

Mudo, tal un peñasco silencioso
desprendido del cielo, cae, espeso,
el cielo desprendido de su peso,
hundiéndose en sí mismo, piedra y pozo.

Arde el anochecer en su destrozo;
cruzo entre la ceniza y el bostezo
calles en donde lívido, de yeso,
late un sordo vivir vertiginoso;

Lepra de livideces en la piedra
trémula llaga torna a cada muro;
frente a ataúdes donde en rasos medra

la doméstica muerte cotidiana,
surgen, petrificadas en lo oscuro,
putas: pilares de la noche vana.

Octavio Paz

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